El camino


Esto son un vigués y un monfortino que entran en un pueblo de la amazonía peruana y dicen ¿dónde está Don Lucho? Son llevados a la morada de Don Lucho, un chamán de la tribu de los aguaruna que se dedica a hacer rituales de ayahuasca para gringos, gallegos, o aquel que necesite o esté en busca de paz espiritual. Su medio de transporte, un mágico aparejo de tres ruedas llamado motocarro.


En el pequeño reino de Don Lucho existen varios personajes que debido a la considerable longitud de la historia me dispongo a citar:


- Don Lucho: el chamán jefe fuente de sabiduría espiritual

- Anderson: chaman aprendiz de gran sonrisa y curiosa voz

- Luis Jr. hijo de Don Lucho y chaman aprendiz

- Don José, traductor, guía de la jungla y un pedaso de artista, toca la guitarra y canta

- Davis, aprendiz de traductor y parte de la etnia local de los Kokamas

- Antonio y Elliot, los magos de la cocina, alegrando la vida de la gente a golpe de cacerola

- Dos gringos más, una alemana y un americano.


El primer día, un 19 de diciembre, fueron acogidos y recibidos por Luis Jr. y después de una abundante comida durmieron la siesta, cada gringo en su cabaña. A la noche cenaron un delicioso arroz con frutas y verduras de la selva, y de postre Don José comenzó a silbar como los ángeles, cogió una guitarra, Elliot salió de la cocina y cogió las maracas y Davis el cajón flamenco y comenzaron a tocar una serie de preciosas canciones. Primero, una cumbia Colombiana, La Piragua. De siguientes, una canción de amor en portugués e inglés compuesta por Don José, I love you and I miss you, a continuación Acompáñame a este collar de cumbias, y finalmente, la que luego entenderíamos que es una de las canciones favoritas de Don José, La vida sigue igual de Julio Iglesias.


Todos se fueron a dormir después de esta bonita experiencia, pero la música no paró, no paró jamás, ya no eran Don José y el resto quienes tocaban, era el sonido de la jungla el que no pararía durante las siguientes 10 días, a veces precioso, otras pesado y otras muchas más, terrorífico.


Diego!